Photography is one of those loves that never fades. I’m fascinated by it in all its forms: capturing landscapes that feel infinite, playing with details in macro shots, immortalizing the essence of food, or even letting myself be carried away by the beauty of an everyday object. Everything has its charm if you know how to look closely.

This time, I let myself be captivated by architecture. Facades have always seemed like a reflection of who we are: they tell stories without words, show the passage of time in every molding, and guard secrets in every window.

Looking at these buildings, I couldn’t help but pause and admire their grandeur. The columns, the balconies, the massive doors—everything has a harmony that shines under the sunlight. They stand like silent witnesses of past eras, still proud and strong, offering us a view that deserves to be photographed.

Photographing facades teaches me to appreciate the details we often overlook in our daily routines. A cornice, an arch, an old balcony… everything transforms when seen through the lens. It’s as if the buildings themselves were posing for the camera, ready to share their story in a single shot.

I dream of traveling to other cities, discovering new architectures, and filling myself with images that speak not only of the beauty of a place but also of its soul. Because in the end, photography is just that: capturing a fragment of what we see and turning it into memory, into emotion, into something that will always be there to remind us that the simple things can also be extraordinary.

Versión en Español

La fotografía es uno de esos amores que nunca se me acaba. Me fascina en todas sus formas: retratar paisajes que parecen infinitos, jugar con los detalles en la macrofotografía, capturar la esencia de la comida y hasta dejarme llevar por la belleza de un objeto cotidiano. Todo tiene su encanto si sabes mirar con atención.

En esta ocasión, me dejé atrapar por la arquitectura. Las fachadas siempre me han parecido un reflejo de lo que somos: cuentan historias sin necesidad de palabras, muestran el paso del tiempo en cada moldura y guardan secretos en cada ventana.

Al observar estas construcciones, no pude evitar detenerme en su majestuosidad. Las columnas, los balcones, las puertas enormes, todo tiene una armonía que resalta bajo la luz del sol. Son como testigos silenciosos de épocas pasadas, pero todavía firmes y orgullosos, regalándonos una estampa que merece ser fotografiada.

Fotografiar fachadas me enseña a valorar los detalles que muchas veces pasamos por alto en la rutina. Una cornisa, un arco, un balcón antiguo… todo parece transformarse cuando lo ves a través del lente. Es como si los edificios mismos posaran para la cámara, dispuestos a contarnos su historia en un solo disparo.

Sueño con recorrer otras ciudades, descubrir nuevas arquitecturas y llenarme de imágenes que me hablen no solo de la belleza de un lugar, sino también de su alma. Porque al final, la fotografía es eso: atrapar un pedacito de lo que vemos y transformarlo en memoria, en emoción, en algo que siempre va a estar ahí para recordarnos que lo simple también puede ser extraordinario.

Source

The cover was made on Canva.

All the photos are taken and edited by me on Snapseed.

English is not my native language, I apologize if you find any mistakes in the translation.

Translated with DeepL.com (free version)