Personajes de mi espejo (Es-En)
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La comunidad #silverbloguers nos invita a su Crónica 14 para hablar sobre algún personaje de nuestras vidas que nunca alvidaremos.
@damarysvibra muy gentilmente me ha invitado y yo gustosa acudo. En su post refiere que hay personajes reales o ficticios que nos habitan por siempre y cuando cierro los ojos defino muchas personas que han guiado mi camino y a las que de alguna manera los he nombrado en nuestras reflexiones. Pero hoy hablaré de tres que me acompañan de manera inexplicable.
Este personaje ficticio se instaló en mi corazón durante la lectura de la novela El Nombre de la rosa, de Umberto Eco: Guillermo de Baskerville. Me habito como quién sabe que alguien desea ser como él y luego lo visualicé con el rostro del filme homónimo.
De Guillermo me deslumbró su aguda inteligencia y esa melancolía que se abre en su alma, precisamente cuando dialoga con Abso de Melk. En el reconozco el espejo de las contradicciones juveniles y la mano sabía que los guía. El joven monje benedictino es dócil, impresionable y de fe simple y encuentra en Guillermo la sabiduría y paciencia que todos deseamos encontrar como luz en nuestro camino.
De alguna manera trato de guiar a los jóvenes que tienen algunas inquietudes sobre cualquier tema, sobre todo temas espirituales, que aunque no sé nada, trato de investigar o buscar la respuesta adecuada para brindarles seguridad.
En esa tensión habito yo. En la admiración por quien, como Abso, encuentra paz en la tradición y el los temas esotéricos. Guillermo anhela esa fe, ese creer para entender que le permitirá descansar. Pero no puede. Su mente es una trampa que lo condena a dudar, a investigar, a desmontar el mundo para comprenderlo, sabiendo que en el proceso algo esencial, la inocencia, la fe, la simpleza, se pierde para siempre.
La afinidad más profunda que siento con Guillermo de Baskerville es la persistencia por resolver un enigma y la del hombre que, tras desentrañarlo, se queda contemplando sus certezas. Es la tragedia de entender para creer, y de creer para estar en paz.
Otra figura que se alza en mi vida como pedestal es el filósofo y escritor cubano, José Martí. Una fuente permanente de virtudes que se entrelazan con el amor patrio. Su primera grandeza fue convertir la filosofía en un acto de amor a la humanidad. No fue un pensador en un despacho, su ideario, nutrido del humanismo y la luz romántica, se forjó en el exilio y el dolor concreto de su pueblo. De ahí brota su virtud central, la coherencia absoluta entre el pensamiento y la acción.
No predicó la libertad desde la comodidad, sino que organizó la guerra necesaria con la pluma y el verbo. Fue el Apóstol porque su palabra, cargada de razón y pasión viene de otras vidas. No solo explicaba los problemas del mundo, sino que buscaba incendiar las conciencias para transformarlo. Su filosofía era una ética de la liberación del cuerpo y el alma. Creía en el bien como un deber supremo y ese sentimiento es habitable en los seres ascendidos y evolucionados como él.
Su mayor enseñanza es que la independencia de la patria era inútil sin la independencia de la mente, ese detalle podemos apreciarlo hoy en una sociedad que retrocede. José Martí antepuso la educación y la dignidad del hombre a toda meta política, haciendo de su lucha un apostolado por la libertad integral del ser humano con la paciencia de quien se debió a su tiempo y todas las épocas posibles.
Y por ultimo les presento un personaje de mi tiempo, Ida de la Caridad Suárez, y para más detalles les diré que nunca la he visto personalmente a pesar de ser cubana.
Ida Suárez llegó a mi vida hace cuatro años como seguidora de Facebook, entonces recordé que varias veces leí su nombre el los contratos comerciales para las ventas de arte. No recordaba su rostro, se fue para los Estados Unidos a finales de los 90 junto a las pequeñas hijas y su esposo.
Siempre que leía un texto de Ida sentía algo auténtico, vibrante. Usaba términos sobre el astral un tanto vetados para mi, pero sentía con ella una verdadera conexión álmica.
Un día me ofreció leerme las cartas. La habilidad de Ida reside en leer el presente que se refleja en el consultante. Sus manos, al barajar los mazos, tejen una conexión con todas las energías que habitan en la persona. Cada carta es un espejo que ella ofrece, un arquetipo que interpreta con precisión. Su poder es la empatía transformada en oráculo, dando forma a los miedos y deseos que su cliente ya lleva consigo, otorgándoles un nombre y, así, una ilusión de control.
Ida me mostró cómo elejimos a nuestras madres
Esa primera consulta con Ida me abrió muchas puertas, me ofreció una visión de portales espirituales desconocidos para mi. Tuve un poco de temor porque en mi fé, yo que investigo, no estoy habituada a hablar del tema. Ida me mostró un mundo donde se puede interactuar con respeto. De su mano tuve más conciencia de mi despertar.
Me hizo una especie de terapia porque me llenó de positivismo y confianza en mi. Luego la comunicación con Ida es como con una hermana, cargada de cariño y abrazos de luz que llegan a los suyos y a los míos.
Invito a las amigas @maylink y @yuraimatc a hablar de esos personajes que no pueden olvidar. Para todo el que quiera aquí les dejo el link:
Gracias por visitar mi blog. Soy crítica de arte, investigadora social y amante de la cocina. Te invito a conocer más de mí, de mi país y de mis letras. Texto de mi autoría y fotos acreditadas.
The characters of my mirror
The #silverbloguers community invites us to their Chronicle 14 to talk about a character from our lives that we will never forget.
@damarysvibra has very kindly invited me and I gladly accept. In her post, she mentions that there are real or fictional characters that inhabit us forever, and when I close my eyes, I define many people who have guided my path and whom I have somehow named in our reflections. But today I will talk about three who accompany me in an inexplicable way.
This fictional character settled in my heart during the reading of the novel The Name of the Rose by Umbrrto Eco: William of Baskerville. He inhabits me like someone who knows that someone desires to be like him and then I visualized him with the face from the film of the same name.
What dazzled me about William was his sharp intelligence and that melancholy that opens in his soul, precisely when he dialogues with Abso of Melk. In him, I recognize the mirror of youthful contradictions and the wise hand that guides them. The young Benedictine monk is docile, impressionable, and of simple faith and finds in William the wisdom and patience that we all wish to find as a light on our path.
In some way, I try to guide young people who have some concerns about any topic, especially spiritual topics, and although I know nothing, I try to investigate or find the right answer to provide them with security.
Still from the film The Name of the Rose
It is in that tension that I dwell. In the admiration for someone who, like Abso, finds peace in tradition and esoteric topics. William yearns for that faith, that believing in order to understand that will allow him to rest. But he cannot. His mind is a trap that condemns him to doubt, to investigate, to dismantle the world to understand it, knowing that in the process something essential, innocence, faith, simplicity, is lost forever.
The deepest affinity I feel with William of Baskerville is the persistence to solve an enigma and that of the man who, after unraveling it, is left contemplating his certainties. It is the tragedy of understanding in order to believe, and of believing in order to be at peace.
José Martí
Another figure that rises in my life like a pedestal is the Cuban philosopher and writer, José Martí. A permanent source of virtues that intertwine with love for the homeland. His first greatness was to turn philosophy into an act of love for humanity. He was not a thinker in an office; his ideology, nourished by humanism and the romantic light, was forged in exile and the concrete pain of his people. From there springs his central virtue, the absolute coherence between thought and action.
He did not preach freedom from comfort, but organized the necessary war with the pen and the word. He was the Apostle because his word, loaded with reason and passion, comes from other lives. He not only explained the problems of the world but sought to set consciences on fire to transform it. His philosophy was an ethic of the liberation of body and soul. He believed in good as a supreme duty and that feeling is inhabitable in ascended and evolved beings like him.
His greatest teaching is that the independence of the homeland was useless without the independence of the mind, a detail we can appreciate today in a society that is regressing. José Martí placed education and the dignity of man above any political goal, making his struggle an apostolate for the integral freedom of the human being with the patience of one who was devoted to his time and all possible eras.
And finally, I present to you a character of my time, Ida de la Caridad Suárez, and for more details, I will tell you that I have never seen her in person despite being Cuban.
Ida Suárez came into my life four years ago as a Facebook follower,then I remembered that I had read her name several times in commercial contracts for art sales. I didn't remember her face, she left for the United States in the late 90s with her young daughters and her husband.
Whenever I read a text by Ida, I felt something authentic, vibrant. She used terms about the astral that were somewhat vetoed for me, but I felt with her a true soul connection.
One day she offered to read my cards. Ida's skill lies in reading the present that is reflected in the consultant. Her hands, while shuffling the decks, weave a connection with all the energies that inhabit the person. Each card is a mirror that she offers, an archetype that she interprets with precision. Her power is empathy transformed into an oracle, giving shape to the fears and desires that her client already carries within, giving them a name and, thus, an illusion of control.
Ida showed me how we choose our mothers
That first consultation with Ida opened many doors for me, it offered me a vision of spiritual portals unknown to me. I was a little afraid because in my faith, I who investigate, am not used to talking about the subject. Ida showed me a world where one can interact with respect. Through her hand, I became more aware of my awakening.
She gave me a kind of therapy because she filled me with positivity and confidence in myself. Then the communication with Ida is like with a sister, full of affection and hugs of light that reach hers and mine.
I invite friends @maylink and @yuraimatc to talk about those characters they cannot forget. For anyone who wants to, here is the link:
Thank you for visiting my blog. I am an art critic, social researcher, and lover of cooking. I invite you to learn more about me, my country, and my writing. Text by me and photos credited.
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