Good morning community, this morning I set out to walk a little without going too far from where I live because the whole sky was cloudy and about to rain. I tell you that the city of Matanzas, a central province of Cuba, which is built around the bay of the same name, has many places of architectural and cultural interest. One of the spaces that has marked the social life of the city is without a doubt the Restaurant Bahía, a place that, although it has lived through times of splendor and crisis, continues to be part of the living heritage of the city. As I walked, I looked up and was able to appreciate the impressiveness of its beauty and wanted to show you some photos of it.

Origins and splendor

Bahía opened its doors in the 1950s, at a time when Matanzas was seeking to modernize and attract tourism, very close to the booming Varadero. Its construction responded to the spirit of progress of the time, with a design inspired by modern rationalism: straight lines, high ceilings, spacious areas and above all huge windows that offered a panoramic view of the bay.

It was conceived with ambition: a restaurant with capacity for more than a hundred diners, banquet halls and terraces open to the sea. Local private investors saw in it the opportunity to turn it into a “maritime gateway to Matanzas,” where gastronomy and architecture would come together in a unique experience.

The taste of the sea

From its beginnings, Bahía was synonymous with seafood cuisine. Its most celebrated dishes were lobster, shrimp and fresh fish in various preparations, as well as soups and seafood stews. I did not enjoy that stage, but I do remember with special affection the times I had lunch there, with Chicken Cordon Bleu and Chancellor Fillet being my favorite dishes back then.

It was not just a place to eat: there you lived complete experiences, with elegant service and sometimes live music. For many, dining at Bahía was a luxury that marked family celebrations, anniversaries and special occasions.

Bahía in cultural memory

For decades, Bahía was a symbol of status and modernity in Matanzas. Entire families, romantic couples and foreign visitors sat at its tables. Renowned figures such as Beny Moré enjoyed its atmosphere in the 1950s, and in later times the restaurant received diplomatic delegations and even official visits from Fidel Castro, confirming its role as a prestigious site.

Its name appears again and again in the memories of the people of Matanzas: birthdays, weddings, nights of toasts facing the horizon, moments where everyday life stopped to celebrate the extraordinary.

Restoration and new areas

The passage of time and economic crises affected Bahía’s splendor, but in 2018 an important step was taken: the restaurant was restored by a construction cooperative from Matanzas. At that time I worked in another construction cooperative, and although I did not participate in the work, I was aware of it because we had working relationships and mutual interest in the development of the activity in the province, and this allowed me to see up close the repair work carried out there.

The remodeling brought several new features:

Air-conditioned areas and halls for weddings, birthdays and private celebrations.

A rustic ranchón near the beach, designed for barbecues and more informal meals in a relaxed atmosphere.

The partial recovery of the terrace with a view of the bay, restoring its appeal as a gastronomic viewpoint.

A space for musical groups to perform small concerts.

With this transformation, Bahía broadened its profile: it continues to offer seafood dishes, but it also consolidated itself as a space for social and family events, connecting tradition with new forms of use. It functions as a cultural gastronomic complex of the city. Photos

More than a restaurant

Restaurant Bahía is not just a place to eat. It is a place where the city meets its sea, a wonderful view of the bay, located on the road (Vía Blanca) that leads to Varadero, making it a strategic point for those who enjoy the tranquility and beauty of the sea. In it, nostalgia and modernity intersect, where cultural memory is combined with the possibility of reinventing itself. The people of Matanzas remember with pride its time of splendor, those days when visiting the city and not having lunch at Bahía was like not having gone at all.

In its history are reflected the changes of Matanzas: times of prosperity, times of difficulties and a present that bets on resilience and heritage recovery. Perhaps that is why, when mentioning Bahía, many people from Matanzas smile: because they know that beyond its dishes, there beats a piece of the identity of their city. Restaurant Bahía will be in our hearts for a long time and so will the experiences lived there. I hope you like it.

Versión Español

Buenos días comunidad, en la mañana de hoy me dispuse a caminar un poco sin alejarme mucho de donde vivo porque estaba todo el cielo nublado y a punto de llover. Les cuento que, la ciudad de Matanzas, una provincia central de Cuba, la cual está construida alrededor de la bahía de mismo nombre y en ella existen muchos lugares de interés arquitectónico y cultural. Uno de los espacios que han marcado la vida social de la ciudad es sin duda el Restaurante Bahía, un lugar que, aunque ha vivido épocas de esplendor y de crisis, sigue siendo parte del patrimonio vivo de la urbe. Mientras caminaba levante la vista y pude apreciar lo impresionante de su belleza y quise mostrarle algunas fotos del mismo.

Orígenes y esplendor

El Bahía abrió sus puertas en la década de 1950, en un momento en que Matanzas buscaba modernizarse y atraer turismo, muy cerca de la pujante Varadero. Su construcción respondió al espíritu de progreso de la época, con un diseño inspirado en el racionalismo moderno: líneas rectas, techos altos, espacios amplios y sobre todo enormes ventanales que ofrecían una vista panorámica de la bahía.

Fue concebido con ambición: un restaurante con capacidad para más de un centenar de comensales, salones para banquetes y terrazas abiertas al mar. Inversionistas privados locales vieron en él la oportunidad de convertirlo en una “puerta de entrada marítima a Matanzas”, donde lo gastronómico y lo arquitectónico se unieran en una experiencia única.

El sabor del mar

Desde sus inicios, el Bahía fue sinónimo de cocina marinera. Sus platos más celebrados eran la langosta, los camarones y los pescados frescos en variadas preparaciones, además de sopas y enchilados de mariscos. Yo no disfrute esa etapa, pero si recuerdo con especial cariño las veces que almorcé en él, siendo el pollo a la Cordon Bleu y Filete Canciller mis platos preferidos en aquel entonces.

No era solo un lugar para comer: allí se vivían experiencias completas, con servicio elegante y en ocasiones música en vivo. Para muchos, cenar en el Bahía era un lujo que marcaba celebraciones familiares, aniversarios y ocasiones especiales.

Bahía en la memoria cultural

Durante décadas, el Bahía fue un símbolo de estatus y modernidad en Matanzas. En sus mesas se sentaron familias enteras, parejas románticas y visitantes extranjeros. Figuras reconocidas como Beny Moré disfrutaron de su ambiente en los años 50, y en épocas posteriores, el restaurante recibió delegaciones diplomáticas y hasta visitas oficiales de Fidel Castro, lo que confirma su papel como sitio de prestigio.

Su nombre aparece una y otra vez en los recuerdos de los matanceros: cumpleaños, bodas, noches de brindis frente al horizonte, momentos donde la vida cotidiana se detenía para celebrar lo extraordinario.

Restauración y nuevas áreas

El paso del tiempo y las crisis económicas afectaron el esplendor del Bahía, pero en 2018 se dio un paso importante: el restaurante fue restaurado por una cooperativa de construcción de Matanzas. En ese entonces yo trabajaba en otra cooperativa de construcción, y aunque no participe en los trabajos, si estuve al tanto de ellos porque teníamos relaciones de trabajo e interés mutuo en el desarrollo de la actividad en la provincia y esto me permitió ver de cerca los trabajos de reparación allí ejecutados.

La remodelación trajo varias novedades:

Áreas climatizadas y salones para bodas, cumpleaños y celebraciones privadas.

Un ranchón rústico cercano a la playa, pensado para parrilladas y comidas más informales en un ambiente relajado.

La recuperación parcial de la terraza con vista a la bahía, devolviéndole su atractivo como mirador gastronómico.

Un espacio para que grupos musicales hagan pequeños conciertos.

Con esta transformación, el Bahía amplió su perfil: sigue ofreciendo platos de mariscos, pero también se consolidó como espacio para eventos sociales y familiares, conectando tradición con nuevas formas de uso. Funciona como un complejo gastronómico cultural de la ciudad.

Fotos

Más que un restaurante

El Restaurante Bahía no es solo un sitio para comer. Es un lugar donde la ciudad se encuentra con su mar, una vista maravillosa de la bahía, ubicado en la carretera (Vía Blanca) que conduce a Varadero, lo convierte en un punto estratégico para aquellos que disfrutan la tranquilidad y belleza del mar. En él se cruzan la nostalgia y la modernidad, donde la memoria cultural se combina con la posibilidad de reinventarse. Los matanceros recuerdan con orgullo su época de esplendor, aquellos días en los que visitar la ciudad y no almorzar en el Bahía era como no haber ido.

En su historia se reflejan los cambios de Matanzas: épocas de prosperidad, tiempos de dificultades y un presente que apuesta por la resiliencia y el rescate patrimonial. Quizás por eso, al mencionar el Bahía, muchos matanceros sonríen: porque saben que, más allá de sus platos, allí late un pedazo de la identidad de su ciudad. El Restaurante Bahía estará en nuestros corazones por mucho tiempo y las experiencias allí vividas también.

Espero les guste.