Cada respiración cuenta/Every breath counts.(Esp/Eng)

He sido golpeado por varios eventos de diferentes naturalezas y todos fueron fuertes, sin embargo, hablaré solo de uno que me hizo sentir en solo un momento, tras su final, tantas cosas bonitas.

Era una época difícil, tras eventos negativos que habían cambiado drásticamente el rumbo de mi vida a peor, sin embargo navegaba. Ya el COVID llevaba un año azotando y haciendo los estragos que todos recordamos y conocemos. Podría decirse que, de alguna manera comenzaba su retirada lentamente, por lo que, yo, como otros, bajamos un poco la guardia en lo que a medidas de protección se refiere.

Error.

Después lo supe. Yo estaba separado, vivía solo y estaba sin trabajo, sin embargo estaba aprovisionado y tenía lo que necesitaba. Una noche de fin de semana, mis hijos estaban conmigo(siempre iban el fin de semana), comencé a sentir unos fuertes escalofríos que se transformaron rápidamente en fuertes temblores acompañados de dolores en todas partes y una sensación fuerte de que era el fin. Tenía COVID, lo sabía, mis hijos estaban en el cuarto de al lado.

_{-Imagen de Evelin Tomić, Unsplash-}

Tenía mucho miedo, no quería contagiarlos, no quería morir, al menos no ese día y menos con ellos en casa.

Que locura, eh?

Tomé las medidas pertinentes rápidamente y su mamá vino a por ellos bien temprano la mañana siguiente, después de que yo le enviara un whatsapp a las 4 am que decía:

Estoy cogido, en cuanto leas esto corre para acá para que te los lleves.

A esto le sucedió lo común, bueno, no tanto, porque no fui al hospital, me hice las pruebas pertinentes mediante una doctora amiga y bajo sus recomendaciones me reclui en mi casa..

Mal. Lo sé.

Pero los hospitales aqui tenían y tienen muy malas condiciones. No queria yo estar en un antro de esos.

¡Que mes más largo!

Nunca he estado en prisión(y espero no estarlo), pero ese mes de reclusión me dió una idea, bastante distante, pero cercana a la vez de la sensación que alguien debe sentir al estar recluido por largo tiempo lejos del mundo, de la dinámica de la vida, de la gente...de la naturaleza.

No fue una experiencia agradable. Tuve mucho malestar, inapetencia, perdí la capacidad de sentir el sabor de todo, los olores se transformaron en horrendos y distorsionados de lo real.

Encerrado entre 4 paredes sin mucho que hacer, sin compañía y sin ganas de nada. Fue un largo mes que llegó a su fin un día.

_{-Imagen de CHUTTERSNAP, Unsplash-}

Ese día, al salir de mi casa, sentí cosas que nunca antes habia sentido. El sol se sentía diferente en mi piel, el aire parecía mas fresco y puro, el cielo, a mi modo de ver era de un azul más hermoso y el sonido del canto de unos pajaritos que revoloteaban me parecía la más dulce melodía.

_{- Imagen de Dulcey Lima, Unsplash-}

Estaba apreciando detalles sencillos que siempre estuvieron alli y que nunca antes había apreciado y esa sensación de haber venido de otro planeta y haber estado experimentando aquellas sensaciones de una manera hermosa como si realmente fuera la primera vez, fue muy bonita. Y en su momento esas sensaciones pasaron, y nuevamente dejé de darle valor a vivirlas y experimentarlas profunda y lentamente, a disfrutar de la suerte de tenerlas.

Hoy recordé esos momentos, me animé a compartirlo con ustedes y he vuelto a apreciar esos detalles que tengo suerte de tener a mi alcance, y he dejado a un lado los pensamientos sobre lo que no tengo para valorar lo que si tengo y agradecer por tenerlo, porque cada respiración cuenta y solo hay una vida para vivir.